" Parecía haber perdido estatura, sus rasgos se habían afilado, su piel era a un tiempo más obscura y más pálida, la palidez de la muerte sobre un tálamo de noche sin estrellas. Antes, su cabello era oro con reflejos del rosa de la aurora: sus ojos azules, gemas de virtudes desconocidas; había fuerza en sus miembros, una fuerza inmensa, pero era la fuerza de la luna empujando las mareas. Ahora, su cabello era obscuro, negro o marrón o gris profundo, una telaraña para la luz, sus ojos casi transparentes, gemas de inquietantes poderes; había fuerza en sus miembros, una fuerza inmensa, pero era la fuerza del alud o del temblor de la tierra. "
Tres Montañas y la Fundación de un Imperio, Bel Atreides
Falta menys per setembre, (24 hores!) s´estiu ja s´acaba formiguetes. Bona Llum*